12 jun 2025 , 16:34

¿Tienes el síndrome de la persona fuerte? Así se manifiesta (aunque no lo notes)

Conocido médicamente como Síndrome de la Persona Rígida, esta rara enfermedad neurológica causa una rigidez muscular extrema y espasmos dolorosos que a menudo se confunden con otros padecimientos.

   

Aunque el nombre síndrome de la persona fuerte pueda sonar a una cualidad, en realidad se refiere a una condición médica rara y compleja conocida como Síndrome de la Persona Rígida.

Lejos de ser un signo de fortaleza, esta enfermedad neurológica se caracteriza por provocar una rigidez muscular progresiva y espasmos sumamente dolorosos. Se considera un trastorno autoinmune, lo que significa que es el propio sistema inmunitario del cuerpo el que ataca por error a las células nerviosas, y es más común en mujeres que en hombres.

Los síntomas más característicos son dos. El primero es una rigidez muscular intensa y persistente, que a menudo comienza en el tronco y el abdomen y luego se extiende a las piernas y los brazos.

El segundo son los espasmos musculares dolorosos, que pueden ocurrir de forma inesperada o ser provocados por estímulos tan comunes como un ruido fuerte, un toque físico o incluso el estrés emocional. Estos espasmos pueden ser tan fuerte que llegan a causar caídas y lesiones serias.

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Mujer con rigidez muscular
Mujer con rigidez muscular ( )

El impacto de esta condición va más allá de la rigidez. La dificultad para caminar es una consecuencia directa, limitando gravemente la movilidad de la persona.

En algunos casos, también pueden presentarse problemas para tragar o incluso pérdida de memoria. Este síndrome hace que que tareas básicas como vestirse, bañarse o caminar se conviertan en un desafío. Además esto genera una carga psicológica importante, causando ansiedad y depresión.

Diagnosticar el Síndrome de la Persona Rígida puede ser difícil, ya que sus síntomas a menudo se confunden con los de otras enfermedades. Generalmente, los médicos se basan en un examen físico, análisis de sangre que buscan anticuerpos específicos y estudios de la actividad muscular como la electromiografía.

Estos incluyen medicamentos como las benzodiazepinas y el baclofeno, junto con fisioterapia para mantener la movilidad y, en algunos casos, terapias inmunológicas para regular la respuesta del cuerpo.

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