27 jun 2025 , 20:08

La reserva ecológica Taita Imbabura protege páramos y bosques bajo la mirada del volcán

Es una de las áreas ecológicas de conservación más recientes de Ecuador. Se extiende por 3 717 hectáreas e incluye los cantones de Ibarra, Antonio Ante y Otavalo.

   

Este gigante sigue activo, aunque desde hace 7 500 años no tiene erupciones. Da nombre a una de las áreas protegidas del país, la reserva ecológica Taita Imbabura, que fue creada en 2021.

Se extiende por 3 717 hectáreas e incluye los cantones de Ibarra, Antonio Ante y Otavalo.

El volcán Imbabura se eleva a 4 630 metros sobre el nivel del mar. En sus faldas, en su entorno, campos de trigo, maíz, chochos y papa forman verdaderos mosaicos de colores y texturas típicamente andinas.

Revise: 34 cuevas y cavernas encantan a los visitantes del geoparque Napo Sumaco

La reserva fue creada para proteger páramos, bosques nativos y cuerpos de agua.

La laguna Cubilche

La laguna de Cubilche luce como un gran ojo de unos 30 metros. Está en la meseta del cerro del mismo nombre y es de origen volcánico. Carece de afluentes y según los investigadores, el agua viene de las profundidades.

Está en la zona de amortiguamiento de la reserva. Allí hay remanentes de bosques de matorral que son el refugio de aves, como estas dos águilas andinas que, en esta ocasión, permanecen suspendidas durante unos 10 minutos.

Es una de las aves rapaces más imponentes de Sudamérica y puede llegar a dos metros. Es un depredador que mantiene el equilibrio de los ecosistemas andinos.

También hay torcazas, mirlos, colibríes como este norteño colilarga, y cóndores.

Le sugerimos: La Laguna de Colta es el hogar del pato andino de pico azul y otras 117 especies de aves

Los búhos, conocidos como mochuelos son pequeños, solo miden 20 centímetros y se camuflan en las rocas gracias a su color. El mochuelo, contrariamente a su especie, es parcialmente diurno.

Vegetación y fauna

La mayoría de vegetación que hay en la reserva es pajonal. Luce como un teatro de hierbas danzantes que se mueven al ritmo del viento.

El pajonal captura el agua de lluvia y la libera gradualmente formando riachuelos que fluyen montaña abajo. Aquí hacen sus madrigueras los conejos, visibles a cada paso. Hay lobos, comadrejas andinas y osos de anteojos.

Las plantas visten de colores al páramo. La flor de chocho, que mezcla un amarillo pálido y un violeta intenso, es conocida por fijar nitrógeno en el suelo y por su adaptación entre 2000 y 3800 metros.

Las bomareas son las más comunes en la zona; hay de tonos anaranjados, amarillos y rojos. Racimos de flores nacen de un mismo tallo, y se extienden como las varillas de un paraguas.

Los arbustos aquí son coloridos. Estos púrpuras son conocidos como niebla azul y hay árboles de puma maqui, achupallas, arrayanes y mortiños. Los guardaparques aún no saben el número de especies que hay en la reserva.

Lea más: Palmira es el único desierto de Ecuador que florece en medio de la adversidad

La reserva está rodeado de cadenas montañosas. La más visible es la de angochagua. Colosos de piedras que se entrelazan y se extienden hacia el horizonte

En la reserva quedan vestigios de las erupciones del taita Imbabura. El valle de piedra es conocido por sus formaciones rocosas de 15 a 20 metros. Son pruebas de la fuerza del volcán que, por ahora, yace dormido.

Noticias
Recomendadas